Hablemos sobre el BDSM y la ficción sexual en general


¿Qué es el BDSM?


El BDSM es un conjunto de prácticas —generalmente con un sentido erótico o sexual— que tienen muchas implicaciones en la cultura sexual, aunque mucha gente no lo sepa, y por ello me parece interesante hablar un poco sobre este tema. En primer lugar, os voy a hablar sobre el BDSM en general para que podamos entendernos. Después hablaremos sobre el papel de la Sombra en el BDSM y, por último, veremos cómo puede ayudarnos el BDSM a nuestro conocimiento personal. Si a alguien le interesa profundizar en el tema, os recomiendo leer "BDSM desde cero (de René Guevara)".

Lo primero que hay que saber es el significado de las siglas BDSM y cuál es su sentido, así como los distintos roles básicos que existen y los marcos en los que se llevan a cabo estas prácticas. El acrónimo se divide en tres partes, que son: B/D, D/s y S/M.

B/D (Bondage-Disciplina)


Estos términos hacen referencia a las prácticas generales de Ataduras y en su inicio vienen del término “bondage”, que en inglés significa “esclavitud” y que en un inicio viene del francés. En concreto, se suele llamar Bondage a las prácticas de Ataduras con esposas, cadenas, pañuelos, etc, y con un carácter sexual o erótico. Por otra parte tenemos el Shibari, que consiste en el arte de las Ataduras con cuerdas especiales. El Shibari es de origen japonés y tiene implicaciones espirituales más profundas. Aquí es donde entra el concepto de Disciplina, ya que la persona que va a ser atada (con un fin sexual, erótico o no) debe tener una serenidad mental muy importante, ya que normalmente el Shibari implica la inmovilización de todo el cuerpo y frecuentemente la suspensión en el aire.

Tanto en el Bondage como en el Shibari, la persona Atadora debe ser responsable y conocer las técnicas, ya que la otra persona está dejando su cuerpo en sus manos. Asimismo, la persona Atada debe renunciar a su seguridad y debe exponer su vulnerabilidad y sobrellevarla. Durante el proceso de Ataduras, ya sea con un fin sexual o no, ambas personas establecen una conexión muy intensa y profunda, ya que para hacer esto han de tener una confianza mutua inquebrantable y muy emocional.

No cualquiera puede practicar Shibari, aunque sí el Bondage. En cualquier caso, se pueden combinar técnicas de Bondage con elementos sencillos de Shibari. Ambas técnicas —y sobre todo el Shibari— implican una unión física, emocional y espiritual entre los dos practicantes. No tiene por qué ser sexual necesariamente, aunque sí que debemos reconocer que hay un fuerte elemento erótico en todo ello. El Shibari y el Bondage son un arte en el que se expresa la confianza y la vulnerabilidad. De hecho, se he comprobado que el Shibari, concretamente, es beneficioso para las personas que tienen traumas o desórdenes psicológicos, ya que te induce a dejarte llevar, a concentrarte, controlar tus miedos y a meditar mientras se está Atada o suspendida.

D/s (Dominación-sumisión)


Tratar de definir las relaciones D/s es bastante difícil. Para que podemos entendernos, podríamos decir que una relación de este tipo —aunque no tienen nada que ver— es como una extensión de esa relación de confianza Atador-Atado del Shibari, aunque estrictamente en el sentido emocional y psicológico —aunque también físico en muchas ocasiones. En una relación D/s una persona toma el rol de Dominante y otra la de sumiso, aunque hay personas que tienen roles switch —es decir, que pueden ser una u otra cosa dependiendo de sus apetencias o de las circunstancias.

Lo primero que hay que entender es que el D/s es una puesta en escena y que las personas que lo hacen saben que solo es un juego de rol y de autodescubrimiento. Aun así, las relaciones D/s pueden extenderse y ser de muchos tipos —ocasional, temporal, 24/7—, dependiendo de si las personas implicadas viven juntas o no, y de cuales sean sus intereses. En una relación de este tipo es fundamental respetar los roles, porque de otra manera no funcionaría. La persona sumisa (se debe escribir en minúsculas) debe ser una persona con una gran fortaleza emocional y psicológica, debe tener una ambición de autodescubrimiento y debe ser completamente consciente de que va a renunciar voluntariamente a sus libertades —a todas o solo a algunas—, convirtiéndose literalmente en el esclavo sexual del Dom. Por otra parte, el Dom debe ser una persona con temperamento calmado y con las ideas muy claras, con un gran ingenio —para idear todo tipo de juegos y torturas sexuales que hagan al sumi llegar a límites insospechados— y con mucho autocontrol.

En el D/s es muy importante el respeto mutuo y cumplir con todo lo acordado. Es una experiencia muy agotadora psicológicamente, y por ello, al igual que el Shibari, no es para todo el mundo —sobre todo si las relaciones son 24/7, donde hay que cumplir los roles siempre. Esto puede resultar en la quiebra de los implicados. Hay que tener en cuenta que ser un esclavo o un Amo, por más ganas que tengas de explorar tus límites, puede llegar a ser una tortura.

S/M (Sadismo-Masoquismo)


Estas prácticas se suelen confundir con las D/s —y siendo sinceros, la gente normalmente tiene una idea bastante distorsionada del BDSM—, pero lo cierto es que ni son lo mismo ni son excluyentes entre sí. De hecho, en el BDSM lo habitual es mezclar todas las prácticas a gusto de los consumidores. En una relación S/M no es necesario que haya un Dominante y un sumiso, solo que haya un Sádico y un Masoquista. Una persona Sádica —en este contexto— es aquella que siente placer sexual provocando dolor en otra persona y observando que la otra persona siente placer recibiéndolo. Por otra parte, la persona Masoquista es aquella que siente placer sexual a través del dolor.

Lógicamente, cada Sádico y cada Masoquista tienen gustos diferentes. Incluso hay personas que disfrutan tanto de una cosa como de la otra. Como ya dije en alguna parte, los receptores corporales para el Dolor y el Placer son los mismos, así que el límite entre una cosa y la otra es muy sutil. En el Sadomasoquismo puede haber prácticas físicas y también psicológicas, que a su vez se suelen emplear en el D/s —y por eso se confunden.

El S/M puede ser físico o mental, pero no emocional. Esto es importante destacarlo, ya que el BDSM no es maltrato. Las prácticas mentales suelen ser de Humillación o de Represión —dejando al borde del orgasmo a la persona una y otra vez pero sin permitírselo, con posturas incómodas y vulnerables, obligando a hacer o decir cosas, etc—, pero dentro de un contexto. Los practicantes de BDSM no son criminales, asesinos, maltratadores o perturbados —aunque, como en todos los ámbitos de la vida, uno puede toparse con algún trastornado que quiera justificar su forma de ser con estas prácticas.

Marcos de Aplicación


Sabiendo todo esto que he comentado, queda aclarar algo fundamental. Las relaciones BDSM son absolutamente consensuadas por ambas partes y, como he dicho antes, no son relaciones del maltrato. De hecho, en el mundillo esto se toma muy en serio y antes de comenzar las relaciones se firma un Contrato. En este Contrato se establece el Marco de Aplicación —que ahora os explicaré—, los límites de cada una de las partes, lo permitido y lo no permitido, palabras y gestos de seguridad por si la cosa se descontrola, y todo lo que os podáis imaginar.

El Marco de Aplicación es muy importante. Puede variar, pero siempre se tiene en cuenta. Los Marcos principales son: SSC (Sano, Seguro y Consensuado), RACSA (Riesgo Asumido y Consensuado para practicantes de Sexualidad Alternativa) y CCC (Comprometido, Compasivo y Consensuado). En el SSC, las prácticas siguen estrictamente lo pactado en el Contrato, sin sobrepasar los límites (lo cuales, por otra parte, están extremadamente definidos). El RACSA es en esencia igual que el SSC, solo que asumen que existe un riesgo por muchas medidas que se tomen, y que quizás en algún momento puedan sobrepasarse los límites por error —simple terminología. Por último, en el CCC se permite sobrepasar los límites pactados ocasionalmente, en la medida en que el Dominante o el Sádico considere que puede ser beneficioso para el autodescubrimiento de ambas partes.

La Sombra en el BDSM


El papel de la Sombra y de lo Reprimido, como conceptos psicológicos y espirituales, en el BDSM es muy importante. En general —aunque no se sabe con seguridad—, se piensa que las prácticas BDSM, y en concreto las S/M, son una manifestación de nuestra tendencia autodestructiva innata. A través de las prácticas del BDSM entramos en contacto con nuestra personalidad más íntima y con nuestros impulsos más ocultos. El Sadismo y la Dominación pueden ser Proyecciones de una tendencia a destruirnos a nosotros mismos, mientras que el Masoquismo y la Sumisión son una manifestación del deseo de abandonarnos precisamente ante esas fuerzas. Deseamos conocer lo que somos hasta el extremo, hasta los rincones más recónditos, y necesitamos saber lo que se siente.

Al proyectar nuestra Sombra y nuestros Deseos Oscuros sobre nosotros mismos o sobre otras personas mediante el BDSM, estamos escenificando y sintiendo nuestro propio Devenir. Es verdaderamente interesante, ya que la única forma de llegar a conocernos a nosotros mismos (o a otros) y de sentir esta explosión de Destrucción-Creación simultánea, es llevando el Placer y el Dolor al extremo. El BDSM bien aplicado puede ser una buena herramienta para lograr la trascendencia psicológica y espiritual. Se pueden realizar Meditaciones BDSM —de hecho, creo que hay actualmente una corriente de Yoga BDSM o algo así—, trabajando el Placer y el Dolor por separado y luego a la vez. El BDSM, en su justa medida, puede ser una buena vía para conectar con nuestra esencia más profunda.

Desde la psicología hay varias hipótesis, que como ya he dicho no, están claras. Como podréis leer más detalladamente en este artículo de Psychology Today:

<<Obviamente, el sádico puede obtener placer de los sentimientos de poder, autoridad y control, y del "sufrimiento" del masoquista.
>>El sádico también puede albergar un deseo consciente o inconsciente de castigar al objeto de atracción sexual (o a un sustituto para el objeto de atracción sexual, o a un objeto original de atracción sexual) por haber despertado su deseo y, por lo tanto, subyugado, o, por el contrario, por haber frustrado su deseo o despertado sus celos.
>>El sadismo también puede ser una estrategia defensiva. Al objetivar a su pareja, a quien se vuelve subhumana o no humana, los sádicos no necesitan manejar el bagaje emocional de su pareja, y pueden decirse a sí mismos que el sexo no es tan significativo: un mero acto de lujuria en lugar de un acto de amor íntimo y embarazado. Su pareja se convierte en un trofeo, un mero juguete, y aunque uno puede poseer un juguete y golpearlo, uno no puede enamorarse de él o ser herido o traicionado por él.
>>El sadismo también puede representar una especie de actividad de desplazamiento, o chivo expiatorio, en la que sentimientos incómodos como la ira y la culpa se descargan en otra persona. Usar un chivo expiatorio es un impulso antiguo y profundamente arraigado. Según el Libro de Levíticos, Dios instruyó a Moisés y Aarón sacrificar dos cabras cada año. La primera cabra iba a ser asesinada y su sangre rociada sobre el Arca de la Alianza. El Sumo Sacerdote debía entonces poner sus manos sobre la cabeza de la segunda cabra y confesar los pecados del pueblo. En lugar de ser asesinado, esta segunda cabra debía ser liberada al desierto junto con su carga de pecado, por lo que llegó a ser conocida como el chivo expiatorio. El altar que se encuentra en el santuario de cada iglesia es un remanente simbólico y recordatorio de este ritual, donde el objeto final del sacrificio, es por supuesto el mismo Jesús.
>>Para el masoquista esta vez, asumir un papel de subyugación e impotencia puede ofrecer una liberación del estrés o la carga de la responsabilidad o la culpa. También puede evocar sentimientos infantiles de vulnerabilidad y dependencia, que pueden servir como un agente para la intimidad. Además, los masoquistas pueden obtener placer de ganar la aprobación del sádico, que ordena toda su atención y, en cierto sentido, los controla.
>>Para la pareja, el sadomasoquismo puede verse como un medio para intensificar las relaciones sexuales normales (el dolor libera endorfinas y otras hormonas), dejando una marca o memoria, probando límites, dando forma y expresión a las realidades psicológicas, construyendo confianza e intimidad, o simplemente jugando. En su libro, Æsthetic Sexuality, Romana Byrne llega a argumentar que las prácticas sadomasoquistas pueden ser impulsadas por ciertos objetivos estéticos ligados al estilo, el placer y la identidad, y, como tal, se pueden comparar con la creación del arte.>>

Notas Finales


No creo que haga falta que lo diga, pero os recuerdo que todo lo que sale en los libros de ficción erótica, como pueden ser los de Scarlet X, no es más que eso, ficción. Por tanto, se entiende que algunas de las prácticas pueden no ser realistas en algunas ocasiones (como lo de follar sin preservativo todo el rato y que no pase nada). Sin embargo, como ya dije en el apartado de Comentarios de Scarlet X, toda esta literatura, bien empleada, puede ser útil para comprender la sexualidad de uno mismo o de otras personas. Por tanto, animo a todo el mundo a explorarse y a tratar a la gente con respeto, y de esta manera, todos y todas estaremos satisfechos y contentos.

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